miércoles, 22 de enero de 2014

"La vida está para sonreír y ser feliz, no para llorar las penas."

Una vez alguien me dijo: "La vida está para sonreír y ser feliz, no para llorar las penas."
Y la verdad es que cuando lo escuché creí que era una idea algo descabellada pero, poco a poco descubrí que cada persona es un mundo totalmente distinto, que a cada persona le afectan las cosas a su manera. Pero que eso no significa que cada uno no encuentre su propio equilibrio o que no pueda encontrarlo.
 Que cada uno no sea capaz de ser feliz a su manera, sin depender de nadie. Esa es la verdadera clave para ser feliz: tener la capacidad de ser independiente en tu propia felicidad, no tener que depender de nadie para ser feliz.
 La vida es demasiado corta como para vivirla apenada.
La sonrisa llena a una persona de vitalidad y los problemas, es decir, esas piedras que nos encontramos a diario en nuestro camino, deberían conseguir hacer de nuestra sonrisa, una pieza imborrable en nuestra cara. Así pues, cada vez que te encuentres con una piedra o un muro en tu camino, no importa el tamaño tienes que lograr superarlo.
Deberíamos aprender de ellos, creer que somos capaces de superarlos y en vez de caernos, conseguir volar más alto... volar más allá del límite que la gente suele ponerse a diario.
La felicidad es algo ansiado, pero cuando se consigue, esa sensación de satisfacción y de plenitud, consigue que cualquier esfuerzo que se haya hecho anteriormente, haya merecido la pena.

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